jueves, 8 de abril de 2010

ENTremarCOS



Solía ser peculiar e introvertida, sentada en su mecedora, su monótono hamacarse y la mirada perdida, sus manos entrelazadas sobre la falda larga y negra hasta los pies. Solía sentarse a la mañana, luego del desayuno, se recogía el pelo largo y blanco hasta la cintura formándose un rodete, encendía la radio sin volumen, que acompañaba las medidas de sus cosas.
Decían de ella que había sido una tirana y déspota, entro en mi universo de niño así: sentada. Era mi abuela, y en los momentos de la siesta solía pasar las horas mirándola, jamás intercambiábamos palabras, llegue a divertirme mucho haciéndolo. Pero nunca creí que sus silencios, marcarían mi vida para siempre...

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